25.6.06

Vocación (continuación)

De repente me pregunté si quería seguir en resto de mi vida dando clases de matemática. O sea, no me lo pregunté, me lo imaginé.

Y no me gustó. Para nada.

Descubrí que esa no era mi vocación, que una actividad que uno no quiere hacer siempre, no puede ser la vocación.

Y volví a la escritura, o sea: nunca dejé de escribir, pero la escritura volvió al tope de la lista, volvió al lugar principal de mi vida.

El tema es que mienstras tanto hay que comer. Entonces las clases de matemática siguieron. Pero siempre que uno cambia en la mente, se nota en el cuerpo. O dicho de otra manera: mis alumnos particulares dejaron de ser mi prioridad, y eso se notó.

Mi actitud cambió, mi manera de dar clases, mi paciencia, todo.
Y será que ellos lo percibieron, no sé, pero dejaron de llamarme.

Así de simple: ESTUVE DOS SEMANAS COMPLETAS SIN ALUMNOS.

Pero no sólo lo percibieron los chicos que vinieron esos días, sino que parece que por medios absolutamente abstractos y extrañamente telepáticos, dejaron de llamar alumnos anteriores, alumnos que no habían visto en vivo mi cambio de actitud.

Y de repente, tan misteriosamente como todo y en un taiming casi perfecto, mi madre me llama y me ofrece sociedad en su inmobiliaria.

Entonces me vino a la mente el cuestionamiento principal de toda mi vida: la vocación.

¿Es mi vocación vender propiedades? No, claro que no.

Pero como ya dije: mi vocación es escribir, y de algo tengo que vivir... y qué mejor que ser co-dueño de una inmobiliaria? (Bue, podría ser cualquier otro rubro, pero me refiero al hecho de ser "dueño" y no empleado, posición a la que toda la vida le huí como a la muerte)

Bueno, en eso estoy ahora.
Sigo escribiendo y además vendo casas.
Si alguna de las personas que leen esto tiene que comprar o vender una propiedad en Capital Federal, Argentina, me llama.

(4702-4092)

Saludos.

(no, no se trataba de hacer la publicidad, sino de hablar del tema de la vocación, pero de paso, cañazo)

1 comentario:

Unknown dijo...

Sí, sí, apoyo total desde este lado del océano.
Leí algún texto corto escrito por vos y te digo que nunca dejes eso ¿eh?
Un abrazo.