25.6.06

Vocación

Ya hablé un par de veces sobre esto en mi anterior blog (hoy clausurado), pero siempre las ideas se renuevan así que retomo la cuestión.

Desde que tengo uso de razón vengo cuestionándome sobre mi vocación. (En este caso, cuestionar se debería interpretar más como su par inglesa "question", ya que en definitiva de eso se trata). A los 12 años escribiía. Cuentos, poemas... cosas no catalogadas "ensayos".

Y desde los 12 años hasta hoy, 18 después, sigo. Sigo escribiendo. Con menos tiempo, con más conflictos, con muchas más experiencias. Pero sigo. No sé si escribo bien o mal (y cuando digo "no sé" quiero decir verdaderamente que NO SE, porque nunca lo verifiqué con personas que no estuvieran casi obligadas a decir "que bueno lo que escribis" y cuando digo casi olbigadas me refiero a obligación autoimpuesta por esas personas para no "dañar" mi orgullo)

Ramifico...

Cuando uno le pide a una persona una opinión sobre un texto, un cuento o lo que sea, la otra persona siente una presión incalculable: si no le gusta, tiene dos opciones, o dice "no me gusta" o miente. Pero entonces... si miente, su opinión no sirve, si dice la verdad seguramente va a lastimar el ego del escritor, y los egos de los escritores son muy sensibles.
Ante esa respuesta, la negativa, el autor probablemente se enoje, no atienda a la opinión, como si no fuera válida. Sólo aceptará una crítica constructiva de alguien a quien considere superior, pero los escritores en general nunca consideran a alguien superior, y si tienen un, digamos, "idolo" es casi siempre alguien inalcanzable, alguien muerto o por el estilo.

Pero bueno... lo mejor, a veces, es darle a leer al enemigo, si es que uno tiene, porque uno sabe que las críticas van a ser duras, y el mínimo elogio valdrá por cien.

Vuelvo por la rama hasta el tronco... hablaba sobre la vocación.

Como dije, escribo desde siempre. Y, a lo que iba, no sé si bien o mal, pero la verdad es que no importa. Lo que me gusta es escribir, no ganar el nobel de literatura. Por suerte soy un juez bastante exigente, y en general la gran mayoría de lo que escribo ni siquiera llega a ser guardada. Click en la crucesita y ante la pregunta de si quiero guardar, click en no.

Pero el proceso, la idea, la escritura, la eliminación de líneas, la creación de párrafos... me encanta. Es, definitivamente, mi vocación.

El problema es vivir de eso. Si mi vocación fuera la química, podría trabajar en un laboratorio, (iba a poner unos cuantos ejemplos más, pero la idea se entiende con uno, así que ya está).

Entonces mientras tanto uno se dedica a algo. Y por suerte hace varios años encontré algo que me gusta tanto como escribir: enseñar matemática.

Aunque ojo... no tanto. No como para que se convierta en mi vocación.
Lo cierto es que pasó el tiempo, años, y enseñar matemática me salía tan bien, y me alcanzaba para vivir, y me sentía tan cómodo dando clases, y etc etc etc... que llegué a confundir el orden de las cosas hasta sentir que ESA era mi vocación.

La cuestión es que me di cuenta hace poco, una semana, que esa NO es mi vocación.
Y sobre esto volveré más tarde.

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